Cualquier persona con un mínimo sentido común es capaz de deducir que el acto de extraer sin medida y no reponer ocasiona daños definitivos. El uso irracional de los recursos no renovables de energía invalida cualquier intento de evitar la destrucción del medio ambiente.
Tal parece que el destino de las aguas del Golfo de México está sujeto a la marea negra ocasionada por los derrames petroleros, pues una nueva plataforma de extracción a 130 kilómetros de la costa Norteamérica, colapsó el pasado jueves.
Lemna, basura y escombros en el Lago de Maracaibo |
Según la agencia BBCMundo en la década de los '80, las perforaciones marinas llegaban a un máximo de 200 metros de profundidad. Hoy día, los pozos de petróleo más profundos se encuentran tres kilómetros bajo la superficie, una prueba más de los peligros que nos acechan gracias a las ambiciosas ganancias de unos pocos.
El 10 porciento de las reservas mundiales de petróleo descansan en el lecho marino, y las medidas de seguridad en la extracción de crudo a grandes profundidades, no por sofisticadas dejan de ser vulnerables.
Un estudio de la revista norteamericana Ciencia, llegó a la siguiente conclusión: el accidente ocurrido a la plataforma de la Compañía British Petrolium el pasado 20 de abril ocasionó en el Golfo una marea negra, nada más y nada menos, que del tamaño de la isla de Manhattan. Ahí testifican los 4,9 millones de barriles de crudo que mancharon el océano durante los 87 días en que el vertido estuvo incontrolado tras el siniestro en el que fallecieron 11 personas. Por este camino se conduce, sin dudas, a la extinción del hombre.
Mientras aumente el consumo incentivado por el capitalismo salvaje, como ha alertado siempre el Comandante en Jefe Fidel Castro, las grandes compañías petroleras comoEsso, Shell, Exxon y British Petrolium pertenecientes al Club Bilderberg, estarán insaciables de oro negro. Ojalá que negro no luzca también el futuro del planeta.
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