viernes, 31 de diciembre de 2010

De amenazas y democracia

Por Rafael Ruiz Garofalo
Pues, lejos de finalizar la intervención en Afganistán, y cuando todo indica que el Talibán no será derrotado e Irak no ha resultado lo que Wáshington proyectó, se ha dado a conocer que altos jefes militares estadounidenses abogan por extender la guerra que allí se libra hacia la zona oeste de Pakistán. Los militares, en este caso los de Estados Unidos, poseen una tradición que consiste en que, cuando no se puede derrotar al enemigo, la solución es incrementar la guerra, enviar más tropas y extender el territorio en conflicto.


El complejo militar-industrial, como le llamó de despedida el general-presidente Dwight Eisenhower en 1960, conoce muy bien dónde están sus intereses. Están en prepararse para guerrear y guerrear eternamente. Si hubiese paz aquí y allá, si no hubiesen enemigos, algunos reales pero la mayoría imaginarios o creados artificialmente, para qué tanto armamento y para qué tantos generales y almirantes. ¿Para qué tantos aviones cada vez más especializados, artillería, tanques, armamento blindado, barcos y miles de cosas más?


El complejo militar-industrial necesita de guerras y amenazas de éstas. Necesita de guerras o la amenaza de guerra por parte de gobiernos aliados (temporera o permanentemente) que le soliciten ayuda militar, ya sea comprándole armamento o solicitando su presencia militar.
Ya se conoce que en las décadas de los sesenta, setenta y ochenta el complejo militar-industrial, los políticos que lo apoyan (y es casi todo el Congreso) y casi todos los medios de comunicación, vendieron la idea de una llamada terrible amenaza atómica y nuclear por parte de la Unión Soviética contra Estados Unidos. Los altos mandos militares, políticos y de inteligencia sabían que eso no era cierto. Se exageró sin tener contacto alguno con la realidad la cantidad y capacidad nuclear soviética.


¿Y por qué hizo tal campaña? Pues para manufacturar más armamento y justificar el empleo de militares. Hoy, cuando ya no existe la URSS, ocurre lo mismo. Irán, supuestamente, es una amenaza, Corea del Norte lo mismo, China viene por ahí.
Ahora, recién se conoce que The New York Times y otros medios, ignoraron, tranquilamente, los análisis y conclusiones de la inteligencia rusa, hechos públicos posteriormente, que indicaban que Irán no poseía cohetes que pudiesen impactar a Europa.


Lo anterior se “tapó” por parte de Estados Unidos. ¿Por qué? Por tres razones obvias. Primero, es la política de presentar a Irán como una amenaza mundial. Segundo, es que, existiendo lo anterior, pues hay que continuar con los planes de construir defensas contra cohetes que puedan impactar a Europa. Estos planes conllevan gastos de miles de millones de dólares (el complejo militar industrial sonríe). Tercero, que proyectando la idea de que Europa está amenazada, es mucho más fácil argumentar que Israel, el cual está mucho más cercano a Irán, también está amenazado. Pero todo esto es para crear artificialmente una amenaza que en realidad no existe. Irán no posee cohetes que puedan afectar a Europa y mucho menos tiene la intención de atacar a Europa. ¿Para qué?


La realidad es que Irán tampoco posee intención de atacar a Israel, a menos que sea atacado antes. Y, en cuanto a cohetes Israel, es muchas veces más fuerte que Irán. Por ejemplo: por lo menos 200 bombas nucleares contra 0.
Por esto se escondió del análisis ruso. Hay que justificar la política de fuerza y al complejo militar-industrial.


Irak no ha resultado en cosa nada parecida a lo que aquellos que pedían su invasión pronosticaron. Además de los ya aceptados cientos de miles de muertos, y que el gobierno en Wáshington y los medios semi oficiales ignoran, la destrucción del país, el caos político, la falta de seguridad interna y la perdida de muchos derechos para grandes sectores, y también ha aumentado la influencia de Irán y los chiítas, contrario a los intereses de Estados Unidos.
¿Pérdida de derechos? Eso es clarísimo para las mujeres que, en muchos sectores, tienen por obligación que ponerse el velo.


Se puede observar lo que ocurre con la comunidad cristiana producto de la intolerancia por parte de ciertos grupos islámicos. El Guardian de Gran Bretaña publicó lo siguiente el 23 de diciembre: “Sus catedrales se mantienen silenciosas y sus zonas residenciales están vaciándose rápidamente. Los cristianos de Irak ahora se enfrentan a dos más realidades que parecían inconcebibles: este año las navidades han sido prácticamente canceladas y muy pocos de ellos se van a mantener (en el país) para celebrar futuros días sagrados”.


Perdón; ¿pero no fue la razón de ser de la invasión estadounidense hace ocho años el introducir la democracia en Irak? Bajo el gobierno de Saddam Hussein las mujeres no estaban obligadas a cubrirse con el velo, estudiaban, socializaban. ¿Y ahora bajo la democracia creada por Estados Unidos?


Bajo Hussein la comunidad cristiana podía practicar su religión libremente.
Dirigentes cristianos señalan que en los 2,000 años de su historia, en Arabia Central han ocurrido muy pocos momentos como el de ahora.
El año 2010 ha visto a miles de cristianos huir de Irak. El último éxodo siguió la masacre perpetrada por Al Caida en una iglesia católica, en medio de un servicio en el que mataron 60 personas y dejaron heridas a más de 100.


Se señala que el 80 por ciento de los cristianos no se atreven ir a la iglesia. Pues bajo Hussein si podían y Al Caida no atacaba sus centros.


Es caótica la situación en Irak y cada vez más obvio que el Talibán no va a ser derrotado pues ¿qué se le ocurre a los militares estadounidenses? Vamos a extender la invasión y guerra a Pakistán; vamos a crear una mayor zona de guerra. Así es bajo la presidencia de Barak Obama.
Si en Estados Unidos se tuviera conocimiento o sentido de la historia, se sentarían los dirigentes a pensar. Y se recordarían que en las décadas de los sesenta y setenta la respuesta del entonces presidente Richard Nixon a la creciente fuerza del movimiento de liberación en Vietnam fue extender la guerra a Camboya. Y ya conocemos en qué termino. Wáshington no parece aprender.

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