Este escrito sale de un intercambio epistolar con mi buen amigo Guillermo Sáez Álvarez donde afirmé que para mí “los buenos ratos eran recuerdos y los malos solo experiencias”, y que no me arrepentía de nada de lo que he hecho en este mundo. En lo personal no pensaba publicar esto, pero en él hay ideas interesantes,–JotaDobleVe-
Por: Guillermo Sáez Álvarez,
-Al amigo JotaDobleVe -
-Al amigo JotaDobleVe -
Tanto tú como yo hemos tenido muchas experiencias en nuestras vidas, y quizás tú más que yo, que es un lugar común decir: “No te preocupes por esto o por aquello”. Yo personalmente pienso que lo que uno hizo o no hizo, o quiso hacer y no pudo hacerlo, es parte de un destino que llevamos por dentro desde el mismo momento de nacer, y las cosas que van a pasar simplemente pasan, queramos o no.
La Ley de Murphy no es algo que inventó él, sino simplemente se dio cuenta de que hay algo en la vida imposible de revertir y que lo que va a pasar pasa “Llueve, truene o relampaguee” como hace poco me dijiste. He escuchado a personas decir: “Si volviera a nacer haría esto o aquello y no cometería los mismos errores”, si es que se pueden llamar errores a las experiencias vividas. Estoy seguro que volvería a pasar lo mismo el mismo día, en el mismo sitio y a la misma hora, así como se puede creer o no creer en Dios, en el infierno o en platillos voladores.
Se puede creer de verdad, o puede caber en una mente ingenua que el candidato Capriles ganará las elecciones, cuando cualquiera con 2 pies en la tierra piensa que si hacemos comparaciones, es imposible, o bien desear, por interés, que gane, y seas capaz hasta de matar por defender tus deseos, aunque en el fondo te engañes a ti mismo, y ese ego te impida aceptar lo que se ha entronizado de tal manera en tu mente, que se convierte en enfermedad mental irreversible.
Asimismo, los intereses locales o foráneos defienden lo indefendible, y de allí que la arrogancia de los gobernantes sean siempre el principal obstáculo a la paz como el caso de las Coreas, o el caso de los Estados Unidos y el bloqueo a Cuba, o el caso de las islas Malvinas y la testarudez el Reino Unido.
A cuantas personas haz escuchado decir, “Perdón, me equivoqué”. ¿A muy pocas, verdad? Yo personalmente he aconsejado a mi esposa por tener la costumbre de no aceptar sus errores, por pequeños que estos sean, pues no se trata de humillarse uno mismo, se trata de un gesto de humildad en el mejor sentido de la palabra, o si lo prefieres, de gallardía, nobleza u honestidad.
Y llegando a este punto, me veo obligado a recordar al hombre que durante 14 años condujo a Venezuela por caminos de progreso y a quien más de una vez lo escuché decir esas sencillas palabras las veces que tuvo necesidad de hacerlo. Por supuesto, algo imposible para las escasas neuronas de aquellos que lo adversaron.
La Ley de Murphy no es algo que inventó él, sino simplemente se dio cuenta de que hay algo en la vida imposible de revertir y que lo que va a pasar pasa “Llueve, truene o relampaguee” como hace poco me dijiste. He escuchado a personas decir: “Si volviera a nacer haría esto o aquello y no cometería los mismos errores”, si es que se pueden llamar errores a las experiencias vividas. Estoy seguro que volvería a pasar lo mismo el mismo día, en el mismo sitio y a la misma hora, así como se puede creer o no creer en Dios, en el infierno o en platillos voladores.
Se puede creer de verdad, o puede caber en una mente ingenua que el candidato Capriles ganará las elecciones, cuando cualquiera con 2 pies en la tierra piensa que si hacemos comparaciones, es imposible, o bien desear, por interés, que gane, y seas capaz hasta de matar por defender tus deseos, aunque en el fondo te engañes a ti mismo, y ese ego te impida aceptar lo que se ha entronizado de tal manera en tu mente, que se convierte en enfermedad mental irreversible.
Asimismo, los intereses locales o foráneos defienden lo indefendible, y de allí que la arrogancia de los gobernantes sean siempre el principal obstáculo a la paz como el caso de las Coreas, o el caso de los Estados Unidos y el bloqueo a Cuba, o el caso de las islas Malvinas y la testarudez el Reino Unido.
A cuantas personas haz escuchado decir, “Perdón, me equivoqué”. ¿A muy pocas, verdad? Yo personalmente he aconsejado a mi esposa por tener la costumbre de no aceptar sus errores, por pequeños que estos sean, pues no se trata de humillarse uno mismo, se trata de un gesto de humildad en el mejor sentido de la palabra, o si lo prefieres, de gallardía, nobleza u honestidad.
Y llegando a este punto, me veo obligado a recordar al hombre que durante 14 años condujo a Venezuela por caminos de progreso y a quien más de una vez lo escuché decir esas sencillas palabras las veces que tuvo necesidad de hacerlo. Por supuesto, algo imposible para las escasas neuronas de aquellos que lo adversaron.
Por: Guillermo Sáez Álvarez,
01-04-2013
01-04-2013
HUGO CHÁVEZ NO HA MUERTO,
¡¡ EN LA LUCHA POR EL SOCIALISMO VIVE !!
¡¡ EN LA LUCHA POR EL SOCIALISMO VIVE !!
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