Luna sobre Parador
Roberto Quesada
www.tiempo.hn
La imaginación es más importante que la sabiduría--Albert Einstein.
Es un país pequeño, tropical o, propiamente dicho, una República Bananera. El pueblo es manejado al antojo de una minoría dominante, enajenado por los medios de (in)comunicación, pero, sucede la desgracia que el dictador quiso dejar de ser dictador porque el amor del pueblo lo lleva a tomar conciencia de clase, entonces el grupo dominante lo asesina, pero necesitan esa figura del dictador, y es allí donde un actor asume la función del dictador.
En realidad el dictador no manda en lo absoluto, los verdaderos gobernantes es un grupo de diez, que, desde las sombras, manejan al pobre dictador como una marioneta, en la que cada palabra, cada gesto, cada mirada, vestuario, es dirigida por ellos. Sí, así es la película Luna sobre Parador (Moon over Parador), con las sensacionales actuaciones de Richard Dreyfuss, Raúl Juliá, Sonia Braga.
Esta película apareció en 1988, pero si se ve hoy, como dice la canción, parece que fue ayer que se filmó. El dictadorzuelo recorre los barrios, vigilado siempre por el grupito poderoso, en donde incluso hay un negro que se cree blanco.
Un mulatón, Raúl Juliá, es el verdadero jefe de la logia, del gobierno y de todo, nada se mueve en Parador si él no lo autoriza. El es quien hace el brindis de la maldad, en algo que se asemeja a una secta satánica. Los embrutecidos pobladores, vestidos de blanco, rinden culto al dictador cuando este aparece en la plaza, pero, en verdad, le están rindiendo culto a esa secta macabra que los tiene anonadados.
El dictador recibe órdenes del mulatón, pero éste, a su vez, da las órdenes de sus confabulados, hombres de negocios, el religioso, el poder militar, dictan al dictador lo que tiene que decir: su amor entrañable por el pueblo, su orgullo patrio, y convencer al habitante de que no hay en el mundo un mejor país que ese, a pesar de que sus habitantes viven en la miseria.
Volver a ver esta película en estos tiempos, le hace pensar a uno que fue filmada hace poco, en algún país centroamericano. No escapa en ella la represión, el sometimiento a través de la prensa y los fusiles, los amigos extranjeros de los gobernantes que aconsejan las pautas políticas a seguir, y el tristemente célebre dictador que llega al poder no para mandar, sino para recibir y hacer cumplir las órdenes que le dan. Sin duda, un muñeco de trapo y papel.
Afortunadamente la película no se queda en eso sino que llegan, contra viento y marea, los inevitables cambios. Y el dictador, que no lo es sino un actor disfrazado del dictador que fue asesinado, se hastía de esa vida de hipocresía y que le controlen todo. Entonces no le queda sino buscar la manera de sacudirse la secta satánica en busca de su libertad, aun cuando su libertad pueda significar la libertad del pueblo y la puesta en evidencia de los ciminales que gobiernan desde las sombras tenebrosas.
Este fin de semana, en Boston, les comentaba a un grupo de compatriotas hondureños esta película, que es importante verla porque sin que nadie diga nada, la misma película les llevará a muchas reflexiones.
Desayunábamos con la Colonia Progreseña de Chelsea, invitados por Nelson y la pareja anfitriona Suyapa y Vicente Pérez, y dentro de tanta fraternal conversación, pude observar algo que se ve últimamente con frecuencia en la comunidad hondureña, ahora ya el fútbol ha pasado a segundo plano, y nuestros compatriotas están envueltos en el acontecer político hondureño. La gente quiere saber cómo van las cosas en Honduras, si la Resistencia se convertirá en partido político, si regresará el presidente Zelaya y si hay garantías para su seguridad, si Pepe Lobo es golpista o es demócrata, si van a continuar las masacres contra campesinos desarmados como la reciente en el Bajo Aguán, si se castigará a los culpables del golpe o todo quedará en la impunidad, si el pueblo hondureño es capaz de distinguir entre los medios que les idiotizan y quienes les dicen la verdad, en fin, estas comunidades, que habíamos visitado mucho antes del golpe de Estado, también han cambiado su manera de ver hacia Honduras. Ahora ese hondureño/a que se le ha visto como tonto/a, como bruto/a, como maje, porque sólo de fútbol y de guaro hablaba, está planteándose otros temas que tienen que ver con la realidad política hondureña. Y aquellos políticos que antes se les idolatraba como señorones y señoronas, son ahora blancos de ese lenguaje acuchillador catracho.
La noche anterior, Proyecto Hondureño, que coordina Tito Meza, presentó el documental ¿Quién dijo miedo? De la cineasta hondureña Katia Lara. El lleno fue total, pero, más importante aun, la intervención de los espectadores luego de finalizada la película. Todo apunta a que la gente desea que se realice la constituyente, porque aseguran que la Constitución con el golpe perdió vigencia, y que posteriormente la Resistencia se convierta en partido político para brindarles el apoyo desde el exterior, no son buenas las señales para el bipartidismo y especialmente para el Partido Liberal, quienes ejecutaron el golpe de Estado que tiene aterrorizado al país entero.
Tal como en la película Luna sobre Parador, no hay enemigo pequeño, y el grupito dominante se echó de enemigo al actor convertido en dictador, sin imaginarse que ese actor iba a dar en el tuste a la arrogante y criminal oligarquía que por siglos había pisoteado y se había adueñado del bello y tropical país de Parador.
Cualquier similitud con nuestra realidad, es pura coincidencia.
Boston, Massachusetts 21/11/2010.
Nota: Gracias por sus cartas solidarias, cada vez son más. Próximamente me reuniré con el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, para exponerle mi caso, para esto necesito el respaldo de mis lectoras y lectores a lo largo y ancho de Honduras, y en el exterior, que envíen sus cartas dirigidas a Secretario General de las Naciones Unidas, Sr. Ban Ki-moon a:justiciaparaquesada@yahoo.com Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla , cada correo cuenta, cada correo es importante. Estas cartas las entregaré personalmente al secretario general.
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