martes, 7 de septiembre de 2010

Argelia pide que no se pague a terroristas de Al Qaeda como hizo España

El dinero de rescate permitirá a los terroristas tener recursos para desestabilizar el norte de África y los países del Sahel

Los informes de la Inteligencia argelina calculan que desde 2003 los 400 terroristas de Al Qaeda, que se refugian y actúan en zonas desérticas situadas en los confines de Mauritania, Níger, Malí y Argelia, han recaudado a cuenta de los secuestros realizados en el Sahel una cifra superior a los 20 millones de euros. Dinero que, según se ha podido comprobar,
Al Qaeda dedica en gran parte a comprar armas, financiar atentados en el norte de África, asesinar a ciudadanos musulmanes y desestabilizar la región. Una realidad inquietante que llevó al Gobierno argelino a recurrir a las Naciones Unidas y enviar a su Consejo de Seguridad una propuesta para combatir la financiación de las actividades de grupos terroristas. La misma, que prevé sancionar a los Estados que negocian el pago de rescates con grupos terroristas para obtener la liberación de rehenes, fue aprobada, en la resolución 1.904, el pasado mes de diciembre.
Ahora y después de ser aprobada en el Consejo de Seguridad, el Gobierno de Argelia llevará la propuesta a la Asamblea General de Naciones Unidas para que una mayoría de países la secundara.
España no cumplió sus promesas
Un mes después de ser aprobada la resolución 1.904, en enero de este mismo año, la lucha contra Al Qaeda fue uno de los ejes centrales de la visita que el presidente argelino realizó a Madrid. En aquella cumbre bilateral España-Argelia, el Gobierno de español anunció «su rechazo a resolver el secuestro de los españoles —que estaba muy fresco porque se produjo el 29 de noviembre— con el pago de un rescate».
Miguel Ángel Moratinos, ministro de Asuntos Exteriores, fue especialmente categórico en sus afirmaciones a raíz de aquella cumbre. «El Gobierno español no paga rescates», sentenció. Y prosiguió asegurando que «esa posición es clara y firme». Igualmente, señalaba «la determinación y compromiso» de que ese secuestro se iba a resolver «respetando los compromisos internacionales de lucha contra el terrorismo internacional».
A pesar de estas afirmaciones que hizo el Gobierno español, fuentes argelinas comentan que España no mantuvo su palabra y hubo pagos a los terroristas. Y añaden: “Este tipo de pagos puede servir para rescatar a dos personas, pero también - y a corto plazo- servirá para acabar con la vida de decenas si no centenares de ciudadanos argelinos y de otros países”.
Aunque oficialmente no trasciende ni trascenderá, según desvela el diario La Vanguardia, las relaciones policiales y de Inteligencia entre Argelia y España, imprescindibles para las investigaciones acerca del terrorismo de Al Qaeda, pasan por un momento crítico. Argelia que sufre constantes ataques terroristas, está indignada por la liberación, en agosto pasado y tras las presiones españolas a Mauritania, de Omar Sid Ahmed Uld Hamma, conocido como Omar el Saharaui, secuestrador material de los tres cooperantes españoles, que es miembro de Al Qaeda y condenado por el secuestro de Roque Pascual, Albert Vilalta y Alicia Gámez.

Fuentes españolas reconocieron a este periódico que sus homólogos argelinos están muy molestos con el modo de proceder de España, ya que en todo momento Argelia estuvo en contra de que el Estado español pagara un rescate millonario por los cooperantes y mucho más que mediara para que un terrorista condenado por un tribunal fuera moneda de cambio. Para Argelia el dinero pagado ha ido a engrosar las arcas y el arsenal de los terroristas. Los servicios secretos argelinos ya han transmitido oficialmente al CNI su irritación por la actuación española.

Aunque las distintas fuentes no se ponen de acuerdo en la cantidad exacta, España habría pagado a los terroristas de Al Qaeda entre 4 y 10 millones de euros. Todo esto, ha provocado el malestar de algunos medios árabes y africanos que consideran que la financiación de los terroristas no es la solución para acabar con el terrorismo.
 El desencuentro por la actuación española se produce en un momento delicado en las relaciones energéticas con el país árabe. El ministro de Industria, Miguel Sebastián, pretende ahora que Argelia se olvidara de este asunto y tiene previsto, según El Mundo, desplazarse la próxima semana a Argel para hablar posiblemente de éste y otros asuntos como el gas.

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