miércoles, 15 de septiembre de 2010

ENCUESTAS HECHAS A LA MEDIDA


De Ana Rosa Prieto Periodista
Eviado por
Teresa Maniglia
Periodista
Twitter: @tmaniglia

Antes del mayo francés en 1968 el gobierno galo fundamentaba sus decisiones en un estructurado sistema de encuestas con el que pretendían satisfacer los deseos y necesidades de sus electores, en ningún momento estas encuestas asomaron ni remotamente el trascendental evento que preparaban los estudiantes de la Sorbona, ni el descontento oculto en el interior de la sociedad francesa que se pondría en evidencia a raíz de este acontecimiento.

Situación que sumada a muchas otras, (Santos vs Mokus en Colombia) donde las encuestas también han fallado, nos permite comprender que estos instrumentos de medición de opinión  podrían cometer errores, o bien porque no logran procesar algún tipo de información, o bien porque se acercan a esta de una forma intencionada. De cualquier forma el error parece estar más en el encuestador que en la herramienta que de ser bien aplicada y construida correctamente, seguramente se aproximará de una forma bastante exacta a la realidad.

Una encuesta en si está compuesta por una batería de preguntas algunas cuantitativas, otras cualitativas, a la que llamaremos el cuestionario, en su diseño el cuestionario nos permite evaluar la percepción social de la realidad que deseamos buscar, todo cuestionario estará influenciado por la subjetividad de quien lo crea, más el interés de quien lo paga, seguramente los cuestionarios de las encuestas francesas antes del mayo del 68 no analizaban para nada el deseo de libertad y de romper con las poderosas estructuras sociales que existían en la juventud de ese entonces.

Además del cuestionario está el diseño muestral que si es probabilístico o no, es decir que reproduce de la manera más ajustada posible la forma como se organiza la sociedad por sexo, edad, nivel económico, etc.,  así como su margen de error, su confianza entre otros valores a partir de los cuales podemos medir la validez de la encuesta. En el diseño muestral también puede presentarse cierta subjetividad, existen algunas zonas que a pesar de tener los mismos niveles económicos que otras, pueden tener una marcada inclinación política, verdad que no es  ajena al encuestador, quien puede o no corregir la influencia de los datos provenientes de estas zona en su estudio.

De manera que el interés del encuestador, puede reflejarse claramente en el diseño de la encuesta y de esta forma la misma puede mostrar ciertos datos que responden a la intencionalidad de lo que se quiere decir, más de lo que realmente arrojan los resultados, o estos vienen a ser una expresión de esa intencionalidad.

Esta intencionalidad se hace más evidente si  las encuestas tienen un claro fin político, si tratan de establecer dentro de la opinión pública la existencia de una tendencia, o bien para generar en el electorado cierta afinidad hacia uno u otro bando político, o bien si se desea desacreditar un resultado que se conoce, o si se busca desanimar a los adversario, como quiera que sea pueden llegar a formar parte de los instrumento de campaña de ciertos grupos políticos.

Si estudiamos las encuestas en Venezuela, éstas ciertamente se han equivocado con asombrosa facilidad y de una manera mucho más recurrente de lo que normalmente se puede entender como aceptable a lo largo de los diversos procesos electorales vividos en el país, desde 1999 cuando sólo aceptaron que Chávez era el posible ganador cuando decir otra cosa aparecía como una evidente mentira, hasta la reciente medición de la enmienda constitucional el  2009 que según gráfico que mostramos adjunto, tenemos que encuestadoras como Consultores 21, se equivocaron en más de 11 puntos lo que resulta incluso fuera de las posibilidades de juego que les da el margen de error probabilístico y la confianza, las encuestas han presentado una clara intencionalidad.

 

Si volvemos al gráfico en torno a los resultados de la enmienda tenemos que sólo dos encuestas Veneopsa y GISXXI se aproximaron al resultado con un mínimo margen de diferencia de 1,4 puntos, y solo esas dos daban como ganador al gobierno, las encuestas restantes, de cinco importantes encuestadoras normalmente identificadas con grupos políticos de oposición, no solamente se equivocaron en sus resultados por amplios márgenes de un mínimo de 6 puntos, sino que en general daban al gobierno como perdedor.

Es así como cada vez que nos acercamos a una encuesta debemos sumar a todos los factores que ya se consideran, su diseño muestral, etc., el interés político y la intencionalidad del encuestador y a partir de ahí sacar nuestras propias conclusiones.


Ana Rosa Prieto
Periodista





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